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CQ World Wide Dx Contest 2013

Estaremos Activos, este año con el indicativo

ED1WW

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EA1CJJ - EA1CMF - EA1FAU - EA1FCR - EA1FAD - EB1CHL



















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Bienvenidos a mi blog.



Mi nombre es Luis, radioaficionado desde al año 1984.



Miembro del grupo ED1WWE ( 1987 - 1990 ).

Fundador del grupo EA1FCR DX TEAM.



Participando en el CQ WOLD WIDE DX CONTEST, con los siguientes indicativos. EA1FCR - AM1T ( hasta el año 2010 ).

Por motivos de normativa, apartir de este año ( 2011 ) el indicativo a utilizar es ED1WW.



Agradecer desde aqui la colaboración y la paciencia de todos los miembros del grupo.

EA1CMF: Jesús - EA1FAD: Dani - EB1CHL: Mon - EB1DPB: José - Y como no a Javier y a mi hijo David.



Claro esta y a la paciencia de nuestras respectivas esposas, por la paciencia que tienen por aguantar a esta panda de FRIKIS







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domingo, 10 de abril de 2011

Los oídos del espacio estelar

Enclavado en un semidesconocido valle madrileño, a 65 kilómetros de la capital, emerge el Complejo de Comunicación del Espacio Profundo de Madrid (MDSCC, por sus siglas en inglés), una de las tres estaciones que controlan las misiones espaciales de la NASA. Desde hace 47 años, grandes antenas parabólicas que salpican un bosque cercano a la localidad de Robledo de Chavela mantienen el seguimiento de los satélites que viajan por el espacio interplanetario. Desde los primeros Mariner, a los actuales Mars Observer, pasando por los Voyager, Cluster o Messenger, todos han enviado a estas instalaciones información acerca de los planetas vecinos y recibido órdenes para su funcionamiento.

La estructura de la conocida internacionalmente como Red del Espacio Profundo (DSN) de la NASA está compuesta por tres complejos de comunicación, separados longitudinalmente unos 120 grados alrededor de la Tierra: uno en Goldstone, en el desierto Mojave, del sur de California (EE.UU.), otro en Canberra (Australia), y el tercero en Madrid, que ocupa 47 hectáreas. Esta triangulación permite la observación constante de cualquier vehículo espacial mientras la Tierra rota, por este sistema de telecomunicaciones, el mayor y más sensible del mundo. El control central se encuentra en el Jet Propulsión Laboratory, en Pasadena (EE.?UU.).

El trabajo de la MDSCC consiste en el seguimiento y control de misiones interplanetarias científicas, en experimentos de interferometría y en observaciones astronómicas de radio y radar para la exploración de la Tierra, del sistema solar y del universo. Ocasionalmente también presta apoyo a vehículos científicos en órbita terrestre y a otras agencias espaciales.

Aunque inicialmente eran empleados estadounidenses de la NASA los que trabajaban en estas instalaciones, hoy son 113 ingenieros y técnicos españoles, siete de ellos gallegos, del INSA (Ingeniería y Servicios Aeroespaciales) los que desarrollan su labor para satisfacer las necesidades de la agencia espacial americana.

Seis antenas
Hoy son seis las enormes antenas que florecen en este atractivo paraje (levantarán dos más), aunque una de ellas no se utiliza y otra es usada para un proyecto educativo con participación de colegios y universidades en observaciones de radioastronomía (captación de ruido estelar). La más espectacular es la número 63, de 90 metros de altura y 8.000 toneladas de peso, 3.500 en la parte móvil. Es, junto con las de Goldstone y Canberra, una de las más grandes del mundo, con una pantalla de 70 metros de diámetro (como el ruedo de la madrileña plaza de toros de Las Ventas), que gira 360 grados. Construida en 1974 y ampliada en 1987, apunta a cualquier punto de la esfera terrestre con precisión milimétrica.

«Hoy no se construiría, porque su coste es inmenso y su mantenimiento sale muy caro. Gira sobre una superficie de aceite de siete milésimas de milímetro de espesor, que permite movimientos suaves y precisos sin vibración, lo que facilita el apuntamiento. Pero la tecnología ha avanzado tanto que hoy se hacen más pequeñas, consiguiendo sensibilidades equivalentes, permitiendo a la vez seguimientos de satélites en órbitas cercanas que se mueven a gran velocidad y que cruzan el horizonte de un extremo a otro en solo diez o doce minutos», afirma Luis Rojo, jefe coordinador de la MDSCC.

Aparte del control puntual de los lanzamientos de satélites, hoy en día se lleva a cabo el seguimiento de 30 naves, 27 de ellas de la NASA. Su labor más trascendente es el control de la sonda Messenger, que orbita sobre Mercurio y que hace pocos días envió las primeras imágenes del planeta más cercano al Sol. Su mayor carga de trabajo recae en el examen de las dos naves que pasean por Marte y de los cuatro satélites que lo rodean. Pero la labor más impresionante puede ser el seguimiento del Voyager, que despegó en los años setenta y ahora envía información recogida fuera del sistema solar, a más de 14.000 millones de kilómetros de distancia y que tarda en llegar y volver 32 horas a la velocidad de la luz.

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